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Esta  sentencia  pone  de  manifiesto que la Ley de Propiedad Horizontal (LPH) no  es contradictoria  con  buscar  un  equilibrio  económico entre los excónyuges  y,   es más,  una  cosa  son  las  relaciones  entre  los propietarios y la comunidad  y  otra  son  los  acuerdos  internos  a que pueden  llegar  los  propietarios  en  aras  a  buscar  un equilibrio  económico en  su  nueva  situación.  Debemos  tener  en  cuenta que  los acuerdos entre los excónyuges  tienen  fuerza  vinculante entre los mismos. Y así, esta  sentencia (STS. 25-09-2014) comienza  poniendo  de  manifiesto que en las  relaciones  entre  la Comunidad de Propietarios y  los propietarios individuales,  los   gastos  de  comunidad  corresponden  al  propietario, y  éste  o  éstos  serán  los legitimados pasivamente para  soportar  las  acciones  de  la  comunidad en reclamación de  las correspondientes cantidades, sin perjuicio de las acciones de repetición  entre  los  copropietarios,  si  procede (art. 9, LPH).

Ahora  bien,  nada  obsta  a  que  un Tribunal de familia  acuerde,  en  aras  al equilibrio  económico entre las partes (art. 103, C. Civil), que el excónyuge que utilice  la  vivienda ganancial,  sea  el  que  deba  afrontar  los gastos ordinarios  de conservación.  Este  pronunciamiento  no  es  contrario  al  art. 9, de la LPH  y  como  afirma  esta  sentencia  en  su  fundamento  de  derecho II,   pues   este  rige  las  relaciones  entre propietarios  y  Comunidad,  sin  perjuicio  de  las  relaciones  internas   entre  aquellos,  como ocurre  en  este caso  en  el  que  la  cuota  ordinaria  se  impone  en  la  resolución  judicial  a  la  hoy  recurrente.  Ahora  bien,  ello  no  obsta  para  que  de  acuerdo  con  el  art. 9, de la LPH,  sean  ambos  propietarios  los  que  deberán  afrontar,  en  su  caso,  las  reclamaciones  de  la  Comunidad  de  Propietarios, conforme  al  tan  citado  art. 9, de la LPH.

En  este  mismo  sentido,  también  se  puede  poner  de  manifiesto  como  en el  art. 20, de la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1994,  permite  que, aún cuando la  obligación  de  pago  de  los gastos de la comunidad de propietarios corresponde  al  propietario,  éste  pueda  pactar  con  el arrendatario  que  se haga cargo de la misma. Nuevamente  vuelve  a  darse prioridad   a  los  pactos,  sin  que  por  ello  exista  una  confrontación  con  la  ley.

En  conclusión,  tal   y  como  se  afirma  en  el  fundamento  de  derecho II  de dicha  sentencia,: “como  refiere  la  doctrina,  si  bien  frente  a  terceros,  esto es  la  Comunidad  de  Propietarios, no  se  puede  alterar  el  que  al  titular  de  la  vivienda  obligado  al  pago  de  los  gastos  a  que  se  refiere  el  art. 9, LPH, en las relaciones internas entre los cónyuges, igual que entre las relaciones internas entre inquilino y propietario, puede la sentencia matrimonial,  en  el primer caso,  como  el  contrato  de  inquilinato,  en  el  segundo caso,  alterar  el  responsable  de  su pago  en  las  relaciones  internas  que  surgen  entre  los  titulares  del  uso  y  de  la  propiedad.”

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